Que no se derrame ni una gota

Autores:

José Luis Almazán, Catalina Cortázar, Constanza Miranda, Leonardo Gálvez y Sergio Reyes; Facultad de Ingeniería, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Contacto:

Oficina de Transferencia y Licenciamiento: Catalina Bay-Schmith, Jefe de Transferencia, área Agroalimentaria. cbayschmith@uc.cl

Chile es uno de los países con mayor riesgo sísmico del planeta. Por ello es un desafío permanente mantener protegidos edificios industriales que podrían resultar perjudicados en caso de un eventual terremoto. Un ejemplo fue lo ocurrido tras el terremoto de 2010 en la industria vitivinícola, cuando uno de cada cuatro contenedores de vino se vieron afectados, lo que significó la pérdida del 12,5% de la producción del año 2009.

Tras ese hecho, Vinos de Chile contactó al profesor José Luis Almazán, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), quien junto a su equipo, comenzó a analizar el comportamiento de estructuras contenedores de líquidos ante este tipo de situaciones.

La tecnología resultante “Aislamiento sísmico para contenedores industriales” es un conjunto de dispositivos flexibles, que se instalan en los soportes de los contenedores o en las bases de grandes equipos industriales. Cuenta también con un software para calcular fácilmente cuántos, de qué tamaño y cómo deben ser fabricados e instalados estos dispositivos, capaces de proteger las estructuras frente a movimientos horizontales y verticales de suelo provocados por terremotos, o por fuertes vibraciones del mismo equipo o de su entorno.

Los sistemas permiten también mantener la continuidad operacional, clave en el caso de estructuras vitales como centrales eléctricas o estanques de combustible y gas. Las protecciones pueden ser integradas a los contenedores al momento de ser fabricados, o añadidos durante su instalación, lo que permite a las empresas proteger sus equipos con esta tecnología sin necesidad de cambiar todos sus estanques, reduciendo los potenciales costos de inversión. Sobre este valor, si bien el precio del estanque aumenta entre un 5 y un 10%, la posibilidad de falla de gran envergadura se reduce hasta cuatro veces.

La innovación cuenta con tres patentes y fue licenciada en 2017 a la empresa Tersainox S.A, especializada en la fabricación de estanques de acero inoxidable para la industria alimentaria. Ya existen dispositivos instalados en una planta de Pisco Capel en la zona de Punitaqui, en una planta de Embotelladora Andina (Coca-Cola) en la zona de Curicó y en una viña de la zona de Santa Cruz.

La tecnología obtuvo el primer lugar en la categoría Equipo de Investigación, en el Premio de Transferencia Tecnológica entregado por CORFO junto a la Red GT en 2018.

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