Según datos del Ministerio de Salud, 1 de cada 4 chilenos sufre de alguna alteración funcional tiroidea, siendo la formación de nódulos una de las principales afecciones. Los nódulos tienen, a su vez, el potencial de generar tumores en la glándula tiroidea, por lo que ante la detección de estas anomalías, se requiere evaluar al paciente para saber si se trata de una patología benigna o maligna.
El método tradicional para hacer el diagnóstico es la punción con aguja fina, sin embargo, 1 de cada 5 punciones no arroja resultados concluyentes, clasificándose como casos indeterminados. Sumado a esto, sólo el 25% de estos casos llamados indeterminados resultan ser cáncer, por lo que 3 de cada 4 operaciones –el principal tratamiento indicado para erradicar los nódulos- son innecesarias, exponiendo a los pacientes a altos costos quirúrgicos, riesgos de toda cirugía y convertirse en dependientes de suplementación hormonal de por vida.
Este panorama incentivó la búsqueda de una nueva forma de diagnóstico, desarrollada por investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile, liderados por el cirujano oncólogo Dr. Hernán González, en alianza con el Consorcio de Investigaciones Biomédicas (BRMC). Se trata de ThyroidPrint, un test de detección de cáncer de tiroides que predice la enfermedad con un 97% de precisión.
Tras más de 10 años de investigación y aportes de unos 50 profesionales de la salud, se logró conseguir una tecnología eficiente, que integra la información genética de los pacientes gracias al uso de inteligencia artificial y permite crear perfiles predictivos, a un costo 4 veces menor a sus competidores, y 6 veces más económico que la cirugía preventiva.
El servicio de test diagnóstico está disponible en Chile, Colombia y Uruguay, gracias a la empresa spin-off y licenciataria GeneproDX, que actualmente trabaja para el desarrollo de un kit que pueda ser adquirido por laboratorios de todo el mundo. Hasta mayo de 2019 se había aplicado el test a 49 personas, evitando la operación innecesaria a 37 de ellas. Y a la fecha, la innovación ha levantado más de US$ 8 millones entre fondos públicos y capital privado, gracias a fondos Corfo y a Fondo Alerce.
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