La enfermedad causada por hantavirus surgió en Chile a mediados de la década del ’90, y desde entonces ha evolucionado como un problema de salud pública, con casos reportados desde Valparaíso a Aysén. Se transmite al ser humano desde un roedor, conocido comúnmente como “ratón de cola larga”, que es portador del virus. Las personas pueden contraer el virus al estar expuestas a ambientes contaminados por las heces del roedor, por su mordedura, o consumo de agua o alimentos contaminados.
La rápida evolución de esta enfermedad a estados de gravedad extremos e incluso la muerte, ha movilizado a investigadores de la Universidad del Desarrollo a buscar un tratamiento exitoso. A partir de la extracción de sangre de donantes que superaron la enfermedad y que habían sido infectados con virus hanta cepa Andes, los investigadores lograron crear un “Protocolo de tratamiento para hantavirus”, consistente en un suero y un procedimiento de administración a pacientes, que permite identificar, detectar, administrar y tratar la enfermedad.
En 2016 y 2017 la tecnología fue transferida al Ministerio de Salud a través de dos contratos de licencia. Con ello, a partir de 2017 se inició la administración del plasma inmune a pacientes en hospitales de Puerto Montt, Valdivia y Santiago.
Desde 2017 tras su primera aplicación, este desarrollo ha logrado disminuir la tasa de letalidad de un 20% a un 13% en 2019. Actualmente, se busca que el Ministerio de Salud implemente un programa piloto que permita la aplicación de estos protocolos en todas las regiones del país.
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